Sobre
el solar que en épocas de los romanos ocuparon las termas, y en la Edad Media
el palacio del rey Ordoño II, primera catedral y posteriormente otra románica, se construyó en
el siglo XIII este nuevo templo, una de las referencias mundiales del gótico en
su plenitud. Pero si hermosísimo es su exterior, la Catedral adquiere todo su
esplendor en el interior.
Esbeltez, elegancia, finura y
belleza son los rasgos diferenciadores de una de las joyas del gótico
universal. Arquitectónicamente, la Catedral de León es un reto casi imposible,
la obra irrepetible de un genio, un visionario obsesionado por los efectos de
la luz y la claridad. Y por llevar la depuración del estilo hasta las últimas
consecuencias. Un auténtico milagro del arte.
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| Catedral de León |
Las Vidrieras de La Catedral.
Casi
1.800 metros cuadrados de superficie ocupan las 737 vidrieras que convierten a
la Catedral en el gran templo de la luz. Los 125 ventanales, 57 óculos y tres
rosetones gigantescos, construidos entre los siglos XIII y XV, constituyen una
colección única por su colorido y luminosidad. Desde las roseta central de la
capilla mayor el Señor bendice este espacio para la fantasía con la leyenda:
<< Yo soy la luz del mundo>>.
El programa iconográfico de la
Catedral de León se estructura conforme al pensamiento escolástico medieval.
Motivos vegetales y alusiones al mundo terrenal cubren los ventanales bajos; la
heráldica y la referencia al dominio del hombre sobre el medio natural están
representados en la galería del triforio, y los personajes sacros del mundo
celeste pueblan los vitrales de la nave mayor. Es una visión fascinante del
mundo y de naturaleza humana.
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| Vidriera de la catedral de León. |
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